¿Por qué busco leer y profundizar en el contenido del Conde de Lemos? Este hombre en su momento apoyo la presidencia de Guillermo Billinghurst, apoyándolo diplomáticamente desde Europa, y en el momento en que el presidente sufrió un golpe de estado por Oscar R. Benavides, decidió, no solo volver al Perú sabiendo de que lo acusarían de conspirar contra el nuevo gobierno; sino, criticar su dictadura y darle forma en Cuentos Chinos, burlarse de los políticos desde el diario La Prensa.
Dedicándose de lleno a la literatura y periodismo, se convirtió como un influyente líder de opinión y un portavoz de la modernidad intelectual. El y Jose Carlos Mariátegui colaboraron en muchas obras, haciéndose grandes amigos.
Pese a sus petulantes y escandalosas poses y gestos, Valdelomar seguía siendo el niño que creció con tantas dificultades y pudo sobresalir políticamente en una sociedad convencida de que lo más importante era tu condición social; el por su parte, parecía seguir viendo al mundo de una manera dulce y con esplendor, denotándolo en sus obras literarias. Y en realidad, la razón de su actitud arrogante y provocadora, según el mismo lo explicaba, era para que todos, en especial la encopetada alta sociedad limeña, prestaran atención a un escritor provinciano como él, en una época en que hasta entonces los escritores (y menos aún los provincianos) no habían tenido espacio propio ni un lugar de respeto en la sociedad.
Fundó la efímera pero influyente Revista Literaria Colónida y encabezó el movimiento intelectual del mismo nombre, Movimiento Colónida, que cohesionó a una generación de artistas y escritores en torno a la ruptura con el academicismo hispano y la libre renovación de temas y estilos, convocando a las juventudes provincianas a compartir su empeño y atisbando con simpatía las nuevas tendencias literarias italianas y francesas.
Sinceramente, siento un profundo respeto por este hombre que a pesar de su posición social le dejo la boca abierta a toda la clase social alta limeña e inspiro a muchos jóvenes a querer lograr sus metas sin miedo al fracaso, pues de nada sirve desear algo si no se hace nada por lograrlo.